Nos aproximamos a una fecha muy importante para este pueblo del oeste cordobés. Una comunidad que hunde sus raíces en el tiempo para recordar y fundamentalmente valorar a sus ancestros.La nota que comparto nos muestra el proceso que realizaron los pobladores desde sus diferentes funciones y lugares para establecer un día para "Hacer VISIBLE ... lo INVISIBLE"
Domingo 29 de julio de 2007Cruz del Eje
La Higuera, primer pueblo con aniversario prehispánico
Por decreto, el jefe comunal fijará el 1º de agosto como el Día del Pueblo. No tiene fecha de fundación y sus pobladores descienden de los comechingones.
Hay fiesta en La Higuera. La cita es el próximo miércoles en este pueblo de 110 familias del departamento Cruz del Eje, en el noroeste cordobés. El 1º de agosto, sus casi 600 habitantes no sólo rendirán tributo a la Pachamama en su día, sino que celebrarán su existencia prehispánica y se convertirán, así, en el primer poblado de Córdoba que reconoce oficialmente una fecha aniversario anterior a la llegada de los conquistadores.
Será la primera vez que los higuerenses, que habitan un lugar que no cuenta con acta fundacional, festejen su día. De esta manera, los descendientes directos de los comechingones y de otras etnias que poblaron el norte cordobés desde el año 8000 a.C. manifestarán con orgullo ser nativos de estas tierras.
La ceremonia será presidida por el jefe comunal Juan Musso, quien por decreto designará el 1º de agosto como el Día de La Higuera y reafirmará su existencia prehispánica. La resolución se basa en un estudio de tesis realizado por María Mercedes Herrera, Federico Blanco Pool y Javier Paz, un grupo de historiadores y especialistas en culturas aborígenes.
"Les pedí que investigaran la fecha de fundación del pueblo, pero nos dijeron que había existido desde mucho antes que llegaran los españoles. No hay una fecha cierta y nos sugirieron que instaurásemos el Día de la Pachamama como el día del pueblo", explicó Musso a La Voz del Interior. "La fundación es un acto jurídico en el que se labra un acta y se lleva a cabo un ritual. La Higuera no lo tiene", confirma Herrera.
Traslados forzosos. La Higuera, un tranquilo y pintoresco poblado sobre la ruta 15, a 200 kilómetros de la ciudad de Córdoba, recibió su nombre español de esos frutos dulces que los conquistadores plantaron a la vera del arroyo del lugar. Pero hasta hace 50 años, la zona guardaba el nombre de un cacique indígena: macat henen o macatiné (henen significa pueblo en henia, dialecto comechingón).
Hoy, el lugar es un verdadero tesoro arqueológico. En la zona se encuentran vestigios de valor incalculable de distintas culturas y épocas: arte rupestre, petroglifos (grabados en piedra por picado o frotación), morteros (en un predio de cinco kilómetros por cinco kilómetros se relevaron más de 300), punta de lanzas y flechas, entre otras cosas.
Pero no sólo eso. La historia demuestra que el español, aunque hizo pie en el lugar, nunca pudo fundar el poblado ya que siempre estuvo habitado por nativos aborígenes. "La primera encomienda de la tierra de La Higuera se entrega a Francisco Velázquez en 1573. Luego, esa misma encomienda pasa por sucesión a Lucía de Grados, que se casa con Juan Álvarez de Astudillo. En 1590, ellos son los encomenderos de esa zona conocida como macat henen o macatiné", explica Herrera.
La historia revela que Álvarez de Astudillo solicitó en 1595 a Pedro de Mercado Peñaloza, entonces gobernador de Córdoba del Tucumán, reducir siete pueblos aborígenes de todo el norte cordobés a las tierras del cacicazgo de macat henen.
El falaz argumento para el traslado forzoso de las etnias suluhenen, luluhenen, yemelen, tuliahenen, cantabuca, atahenen y cantapas era que en los sitios donde habitaban no tenían sustento ni agua ni podían dedicarse a la agricultura. "La excusa para desarraigarlos era que no se los podía evangelizar, que vivían desamparados y que no podían cultivar. No era cierto, las mejores zonas eran esas y los conquistadores se quedaron con ellas", explica Blanco Pool.
El traslado de esos pueblos a la zona de lo que sería La Higuera dejó vacío un vasto territorio que los encomenderos solicitaban para trabajar la tierra. "Las leyes de la corona española indicaban que no se podían emplazar ciudades ni fuertes sobre pueblos indígenas. Así fueron vaciando de gente las tierras para ir haciendo sus estancias ganaderas", dice el historiador.
El despertar de un pueblo. Los tesistas llegaron al lugar siguiendo las huellas de macatiné que Aníbal Montes, un pionero de la arqueología en Córdoba, aseguraba que aún existía en un trabajo de 1959. "Fuimos buscando ese pueblo y encontramos un caserío disperso con viviendas de adobe abandonadas y en ruinas (...) La gente del lugar nos contó que allí, cinco kilómetros al sur, río arriba, vivió gente hasta 1960", dice Herrera.
La movida de los historiadores despertó a un pueblo que vive del empleo estatal, del comercio, de la cría de ganado y de planes sociales. "La gente se empezó a interesar. Por otra parte se manifestaban preocupados porque no tenían fecha de fundación. La declaración del 1º de agosto como fecha del pueblo y el reconocimiento de la existencia prehispánica son únicos en Córdoba. También lo es que todo el pueblo esté de acuerdo", explica Herrera.