Cerro Ciénaga. Fotografía: Alejandra Ferreyra.

jueves, 19 de octubre de 2023

LOS TÚNELES: Su construcción. Quinta entrega.

                             Para la elaboración de los contenidos de Cuaderno N°6 "LOS TÚNELES. Una ventana a la inmensidad" recurrí a Córdoba de Antaño, espacio de Facebook que difundió maravillosas fotos del Archivo de Juan Secco, también al Archivo General de la Nación, a publicaciones de La Voz del Interior y a algunos actores del proceso histórico de nuestra región mediante encuentros ricos en experiencias y recuerdos.
                              Esta publicación es un extracto del Cuaderno N° 6 mencionado, pudiendo acceder al mismo ya sea como pdf en "Pocho en un abrazo" grupo de Facebook; 
o si desean formato papel solicitar el ejemplar formato papel por privado.

                        Desde ya muchísimas gracias por interesarse en las publicaciones de IDENTIDAD POCHANA y en su difusión.

CONSTRUCCIÓN DE LOS TÚNELES 

            Para la construcción de esta obra magistral hubo que dinamitar la montaña, y una vez perforada la piedra, la mano del hombre a pico, pala, barretas y martillos neumáticos fueron completando la tarea.


Año 1948. Córdoba. Cuesta de Chancaní. 
Camino Aguas de la Cumbre/Chancaní: en construcción. Magnífica obra vial de 5 túneles iniciada en 1930. Taninga. Córdoba, Rep Arg. DDF I178355 C3025 Sobre 7 BsAs Arg AGNArchivo Gral de la Nación AFJSArchivo Fot Juan Secco 

Se colocó una estructura de hierro, para luego incorporar una calota de madera (molde curvo de dos metros por tres aproximadamente). A continuación se desparramó el hormigón entre la calota y la piedra.

La labor fue intensa y sacrificada. El traslado de las herramientas y el material fue a lomo de burro superando las distancias y los peligros. Días internados en la inmensidad, eternos viajes y descansos que no eran descansos. Entre las vituallas que guardaban no podía faltar los sueros antiofídicos ya que la abundancia de víboras cascabel y coral, fue causa de varios altercados.

          El trabajo artesanal de los picapedreros, hombres que con una punta y un martillo extraían bloques de piedra de la montaña tallando sus formas,  fue relevante. Con ellas construyeron los terraplenes para nivelar los caminos y ajustar la pendiente.  

        Entre los picapedreros  había italianos y polacos  y algunos aprendices criollos. Su función era cortar y tallar las rocas que se desprendían del cerro después de la explosión.  La creatividad y exactitud de esta labor se pueden observar en el alcantarillado, los muros de sostenimiento de los terraplenes y la fachada decorativa de la entrada de Los Túneles. Muchos fueron los hacedores de esta portentosa obra
bajo el cielo característico del Departamento Pocho.

            Allí donde la inmensidad se muestra ante nuestros ojos y el silencio sonríe con el vuelo de los cóndores, el tiempo se detiene en cada rincón, en cada muralla, en cada boca abierta en el cerro sorprendiéndonos ante el talento, la valentía y desafío de  aquellos hombres bravos de hace casi 100 años.

Y me refiero a los hombres que habitaron precarias casas de cartón o casillas, según el rango; hombres que rompieron la dura helada formada en los baldes;  hombres sintiendo el golpe de las rocas al caer en profundos precipicios; hombres con la mirada perdida en el horizonte, hombres sacrificando día a día familia y sus propias vidas.

            Porque no sólo desafiaron la roca sino el clima, los insectos y reptiles que brotaban desde las honduras, las enfermedades y la profunda soledad. Ni qué decir de los peligros que afrontaron con las explosiones anticipadas de dinamita, las caídas a los precipicios y la falta total de comodidades, a tal punto que algunos relatos cuentan que algunos dormían en las cuevas que dejaban las piedras después de la explosión. Pero también fueron años de camaradería superando los idiomas que en las reuniones se escuchaban.

            Hoy y siempre … ¡cómo no recordar a algunos de los hacedores de esta maravilla  y a través de ellos a todos los que quedaron en el olvido.

Con merecido homenaje el 19 de Diciembre de 1997, conmemorando el 50° Aniversario, una placa con los nombres de quienes dejaron su vida bajo las estrellas y el eco del silencio, invita al visitante a admirar esta mixtura entre la naturaleza y el hombre.

Quedan pocos relatos de aquella obra majestuosa,  la que superó todas las dificultades que se fueron presentando a fuerza de sacrificio, entrega y valentía. La distancia, soledad, bajas temperaturas, peligros continuos, la incomodidad y tantas otras cosas fueron curtiendo el alma y el cuerpo de los artífices de esta maravilla.

Admirar esta obra es encontrar y valorar la armonía entre  paisaje y la mano del hombre. Es sumarnos al silencio en el vuelo mágico de la mirada.



 


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