Por Carlos Bogossian
Enclavado en el corazón del Valle de Traslasierra, Nono, un pintoresco pueblo en la provincia argentina de Córdoba, es conocido por su belleza natural y su rica historia colonial.Sin embargo, hay una parte de su pasado que a menudo se pasa por alto: su herencia afroindígena. En este artículo, exploraremos cómo Nono, entre 1740 y 1840, fue testigo de la llegada y el mestizaje de personas de ascendencia africana, enriqueciendo su identidad histórica y social.
Las personas de ascendencia africana llegaron a Nono de varias formas. El tráfico y comercio de esclavizados jugaron un papel significativo, ya que Córdoba era un centro para esta actividad durante la época colonial.Según registros históricos, en 1745, se menciona la presencia de 18 esclavizados en la localidad. A medida que crecía la producción agrícola y ganadera en la región, la demanda de mano de obra esclavizada aumentó, lo que resultó en un flujo constante de africanos y afrodescendientes hacia Nono.
Además, la Estancia Jesuítica de "La Candelaria", ubicada en el Valle de Traslasierra, atrajo a numerosos esclavizados. Después de la expulsión de los jesuitas en 1767, muchos de ellos buscaron refugio en Nono, contribuyendo así al crecimiento de la población afrodescendiente en la región.
El mestizaje fue un factor clave en la historia de Nono. Las uniones interétnicas entre afrodescendientes e indígenas dieron lugar a una identidad mestiza única en la región. A diferencia de otras áreas donde se categorizaba a las personas como "zambos" o "azambados", los censos de la época muestran la presencia de mestizos como resultado de estas uniones. En 1787, el censo realizado por el entonces Virreinato del Río de la Plata registró que el 52% de la población de Nono era mestiza, demostrando así la profundidad del mestizaje en esta comunidad.
Reconocer la influencia afroindígena en la historia de Nono es esencial para comprender plenamente la riqueza de su patrimonio. Esta historia contribuye a enriquecer la identidad de la comunidad actual y resalta la diversidad cultural que ha existido en la región durante siglos.
Aunque la población afrodescendiente disminuyó en Nono a lo largo del siglo XIX, su legado perdura en la música, la gastronomía y las tradiciones locales.La "cueca serrana", un baile típico de la región, muestra influencias afroindígenas en sus ritmos y movimientos. Además, la cocina local incorpora ingredientes y técnicas culinarias que reflejan esta herencia multicultural.
Nono, ese rincón de Córdoba que cautivó a visitantes con su belleza natural, también alberga un legado afroindígena que merece ser celebrado y recordado. Es una parte esencial de su historia que, aunque a menudo olvidada, continúa siendo un componente valioso de su identidad. La diversidad cultural y la herencia afroindígena han contribuido a la riqueza de esta comunidad, dejando una huella indeleble en la historia y la cultura de Nono.
Puedes bajar el trabajo en pdf de este joven historiador transerrano ingresando al grupo de Facebook "Pocho en un abrazo".
Acompañan este proyecto: Cristian Genta, Guillermina Oviedo y Johana Medina a través de sus respectivos emprendimientos. ¡Muchísimas gracias! |
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