¿Qué les parece si desde el lugar donde se encuentren y dispuestos a viajar con la imaginación nos preparamos para trepar las sierras cordobesas, aquí en nuestra bella Argentina?.
Para este viaje preparé la valija de las palabras con datos, sentimientos, emociones y recuerdos de un gran amigo músico y poeta Javier Portela. Con sus canciones describen no sólo el paisaje sino la vida de sus pobladores inmersos en la soledad, esa soledad que agiganta el alma, que trepa el cielo en las noches tachonadas de estrellas. Soledad vestida con los perfumes y sonidos que la exaltan.
Puesto Suárez Cometierra. Letra y música de Javier Portela.
La elevación más occidental de Cumbres de Gaspar atraviesa las localidades de Ciénaga de Britos y Cruz de Caña, e incluso tres Departamentos, Pocho, Minas y Cruz del Eje, determinando la línea divisoria de dos disímiles microclimas: al este, sierra árida de pedregal y pajonales con escasa vegetación y fauna; al oeste, sierra montosa de características del bosque chaqueño con profusa vegetación y gran variedad de fauna silvestre.
Esta formación orográfica es también cuenca hidrográfica de una amplia red de arroyos subsidiarios de dos ríos que también tienen su afluente en estas estribaciones: Río Sauce de Los Quevedo y Río Vílchez, que, a su vez, confluyen pocos kilómetros antes de atravesar la localidad de San Carlos Minas, tras la cual vuelcan sus aguas, ya como uno solo, al cauce del Río Salsacate.
En un predio cercado con el clásico alambrado de campo, en la soledad más absoluta, se levanta la Capilla de la Concepción. Pajonales, árboles secos, algunas taperas que conocieron tiempos de función, son su entorno inmediato. Al norte se divisa, arroyo seco de por medio, el campo santo.
Tiene planta rectangular de una sola nave. Sus paredes de horribles ladrillones sostienen un techo a dos aguas de chapa galvanizada. Una escalera exterior, permite acceder al coro alto y tocar el par de campanas de distinto sonido, alojadas en la espadaña.
Contaba Humberto Ricardo Portela, el 7 de agosto de 2009:
Martín Portela, su esposa Magdalena y sus tres hijas, oriundos de Valladolid, España, ingresaron a las Provincias Unidas del Río de la Plata, por Chile, a principios de la segunda década del siglo XIX. Martín compró la estancia de La Candelaria a un militar. En ella estaban los presos escoceses de las Invasiones inglesas.
Las hijas de Portela formaron pareja con los ingleses, ya se convirtieron en peones, y tuvieron con ellos varios hijos, conservando para todos los vástagos, el apellido Portela. Entre ellos, Martín, Solano y Francisco Javier son los fundadores de la Capilla de la Concepción, que construyeron a lo largo de los años 1897 y 1898 (*), fechas grabadas en el coro alto. Sus restos descansan en la capilla.
Se dedicaron en vida, a evangelizar a los naturales de la región. Tarea que realizó en Cerco del Sermón, cuyas ruinas se conservan en un paraje próximo a la Capilla. Aparentemente, la precariedad del oratorio que disponían los llevó a construir la actual Capilla de la Concepción, dentro de los campos de su propiedad, en el sector más elevado de un vallecito, que tomó su nombre, cerca de las Cumbres de Gaspar. Desarrollaron su catequesis a lo largo de los 37 puestos que tenía la estancia en aquel entonces. Los ladrillones fueron quemados en hornos levantados en el lugar, al igual que la cal; la piedra utilizada corresponde a canteras cercanas. Aproximadamente a un kilómetro, al norte de la Capilla se encuentra el casco de lo que es la actual estancia de la Concepción, de arquitectura colonial y que se asienta en lo que fue uno de los principales puestos de la estancia.