Gracias Beba por esa tarde inolvidable.
En esta oportunidad, así sin estar preparado, simplemente porque fui al río para disfrutar de esta tarde de intenso sol y tomar mate a orillas del río Jaime me encontré con Beba Guzmán, hija de don Luis Guzmán.
Don Luis fue un gran personaje de Salsacate por su caballerosidad, por ser persona de bien, por brindar sus conocimientos y su sabiduría a todos los que nos acercábamos para conocer sobre la historia de esta zona. Hoy ya no está pero su espíritu vibra en la voz de su hija quien bajo la sombra de los sauces recordó momentos tan felices de su infancia.
En primer lugar le comenté sobre mi proyecto referido a la reconstrucción de la historia del pueblo que nació allá por el 1996 anticipándole que muy pronto iba a invitar a su mamá para una entrevista. Este fue el disparador para viajar en el tiempo y recrear esos dias de la infancia.
Fue así que me comentó que vivía en la misma casa que fuera de su padre, de su abuelo y bisabuelo paternos.Es una familia que tiene su origen en Salsacate, siendo todos los familiares de Guzmán en los distintos grados de consanguinidad. En cambio desde su parte materna provienen del departamento Minas.
Beba me contó que su mamá vivía en lo que hoy es Los Palos Cortados- perteneciente al Dr. Alberto Bustos Senesi- En esa época su abuelo materno (Manzanelli) administraba la estancia que pertenecía a un señor muy rico de Córdoba. Allí estuvieron su mamá entre las sierras que identificaron a este lugar como un paraíso.
Había mucho trabajo por la gran cantidad de frutas, huertas y todos los elementos necesarios para autoabastecerse.Una vez por semana carneaban un animal, y la carne era repartida entre todas las personas que trabajaban intensamente. Recuerda que su abuelo reunía a todas las personas cercanas y les daba trabajo; desde la elaboración de quesos caseros hasta pasas y pelones, productos que luego fueron traídos al negocio de Felix Frías – Ramos Generales.
Era muy intensa la actividad que desarrollaban y la cantidad de personas que trabajaban hacían que todos participaran en diferentes porcentajes en el momento de repartir.
Después que su abuelo entregue a el lugar en el que había trabajado durante mucho tiempo, con la parte que le correspondiera pudo comprar por fin su propia casa. El sueño se concretó en San Carlos Minas muy cerca del río.
En este relato el rostro de Beba vuelve a ser niña con la nostalgia en la voz al recordar los frutos patios llenos de flores, los frutales cargados de porque al llegar las vacaciones de verano ella y sus hermanos esperaban con ansias la visita a la casa de sus abuelos.En ese entonces el camino era de tierra pero la aventura y los deseos de estar con sus abuelitos eran enormes, así que cada año se disponían a tomar el viejo ómnibus que parecía una cucaracha para llegar con bolsos y cajas hasta esa casa llena de risas y color.
También en este hogar la actividad tradicional de huerta y frutales continuó reuniendo a muchas familias para las diferentes tareas. Era época de dulces elaborados en grandes pailas. Época de choclos perfumados mientras el grupo de mujeres organizadas para las diferentes tareas iban transformando lo que el campo les brindaba.
Se reunían todos los días casi veinte personas entre mujeres y niños y bajo la gran morera que ni siquiera dejaba pasar la lluvia para trabajar con alegría.
Fuente: Archivo personal.
Acompañan este proyecto: Cristian Genta y Guillermina Oviedo. ¡Muchas gracias por ser parte de la reconstrucción de la Memoria Colectiva! |