Este mes, tiempo en que el otoño viste de colores mágicos el paisaje, nos invita a conectarnos con el pasado. Con el ir y venir de datos que surgen de los comentarios y el hallazgo de nuevas fuentes me pareció necesario crear a lo largo del mes, un tiempo de reflexión en el que los conceptos que impregnan nuestra historia: nepotismo, opresión, injusticia, corrupción, y tantos otros nos permitan hacer una interpretación del cómo, por qué, para qué de los acontecimientos.
Ocultar hechos que dan identidad a nuestra cultura, es tergiversar y debilitar la Memoria Colectiva, impactando en la construcción del presente. La Memoria Colectiva es el manantial desde donde surgen modelos y ejemplos de hombres y mujeres que dieron sus vidas por este presente que nos abraza, más allá de sus aciertos y errores. Observar desde la distancia temporal seguramente iluminará la toma de decisiones en la construcción permanente del hoy.
249 años se cumplen este año desde
la firma del Pacto de Los Chañares, acuerdo realizado entre El Común y las
autoridades españolas de aquel entonces.
Hoy los invito a preguntarse:
¿Dónde se realizó?
En 1774 pertenecíamos al
Virreinato del Perú, y por ende a la Gobernación de Córdoba del Tucumán. El
antiguo Curato de Traslasierra comprendía los actuales departamentos de Minas,
Pocho, San Alberto y San Javier con una densidad poblacional importante distribuida
en 109 lugares, con un promedio de 300 habitantes por poblado.
En lo que se refiere
específicamente al Levantamiento de El Común, en la documentación consultada se
mencionan paisanos provenientes de: Ambul, Pocho, Las Tapias, Río de los
Sauces, Santa Rosa, Los Cerros, San Lorenzo, La Tablada, Panaholma, Las Palmas
Nono, San Javier entre otros.
Pero ¿dónde se llevó a cabo
la firma del acuerdo?
El lugar elegido fue Los Chañares, un paraje a
pocos metros de la Capilla de Villa de Pocho del cual no quedaron rastros. Cabe
imaginar que la reunión de los comuneros llenó el frente de la Capilla de
Nuestra Señora de la Purísima Concepción, hoy guardiana y protectora de una población pujante y moderna.
DATOS SOBRE ESTA HISTÓRICA
CAPILLA.
Tomaremos como punto de partida dos mapas de
Barrionuevo Imposti
El primero nos muestra la configuración de finales del siglo XVII
apareciendo el nombre del primer poseedor de esta extensa estancia: Pedro
Nicolás Brizuela, quien el 12 de
diciembre de 1663 obtuvo en merced las tierras de Pinas, Pachango y
Mermela. Nueve años después el capitán Juan Clemente Baigorrí, nieto de
Brizuela, recibió estas tierras en donación el 2 de marzo de 1672, convirtiéndose en el nuevo propietario.
Con el tiempo compró - 21 de Diciembre de 1683- la merced Aguada de Pocho a Diego de Albarracín pasando a ser dueño de grandes extensiones de terreno. El 22 de Noviembre de 1693, ejerciendo a pleno el Mayorazgo que había fundado su abuelo, vendió a su pariente Miguel de Brizuela, esta gran heredad. El nuevo propietario fundó una gran estancia a la que bautizó con el nombre de San Miguel de Pocho. Con su muerte la propiedad sufrió sucesivos desmembramientos, legados y traspasos. Sus herederos cedieron esta propiedad en pago de ciertas deudas al Dr. José Ignacio Toledo Pimentel y su hermano el Capitán Estanislao de Toledo Pimentel. En Diciembre de 1746, Estanislao vende la parte principal de la estancia a Doña Flora Brizuela y Antonia González Carrizo. Anteriormente Toledo y Pimentel había vendido las tierras de Mogigasta y Sauce.
Describe
Lescano Gonzáles “Dona Flora Brizuela hizo construir su casona española en
la suave hondonada que hoy ocupa el poblado, sobre el declive de la pendiente
que baja al arroyo, sitio que otrora eligieron los indios para asentar sus
tolderías de las que afloran todavía restos en las barrancas del río.”
Aquella casona tuvo una habitación
exclusivamente destinada a la oración,
por lo que se le llamó oratorio. Ese fue el primer paso del proyecto de Doña Flora
ya que puso especial empeño en dotar al vecindario con una capilla. Con
verdadero esfuerzo y tras largos años de trabajo Doña Flora pudo verla
terminada para legarla y ornamentarla.
Es muy interesante leer un fragmento del testamento que otorgó el 18 de Septiembre de 1774, en San Miguel de Pocho, ante el escribano Fermín Antonio de Salas:
“Item. Declaro qe
edificado
una capilla de la advocación de Ntra. Sra. de la Concepción, la cual la dejo pa
qe
la
administre y cuide como patrón de ella, mi sobrino Dn. Claudio Ceballos y
advierto qe ddejo tierras pa
la
capilla, a la parte del Norte hasta la punta de la primera loma de piedras, a
la parte del Sud hasta una zanja que hace del otro lado del horno de quer
ladrillos y a la parte del naciente, hasta el primer ojo de agua, como que sale
de mi casa para la Iglesia y al poniente a topar el arroyo y el número de
alhajas y ornamentos necesarios, los qe
aparecer´´an del inventario que de ellos hizo el Dr.
Dn.
Joseph Igno. Tejeda Liendo, Cura de
este beneficio y lo demás qe hubiese que agregar y lo
declaro así pa qe
conste.
La fecha de edificación podemos situarla entre 1746, es decir apenas realiza la compra Doña Flora, y 1774, fecha del testamento mencionado anteriormente. También se sabe que intervino como director de obras el constructor Juan Pedro Perales.
Firma de Juan Pedro Perales. Gentileza Sr. Eugenio Calderón. |
LAZCANO GONZALEZ, Antonio, Monumentos Históricos de Córdoba Colonial - 1941
|
En
cuanto al interior: “ … techo plano, de lienzo estirado en bastidores
cubriendo las vigas y altar mayor de material, con relieves de argamasa
formando motivos de estilo rococó, en cuadrículas o esterillado…”