Tal vez posicionarnos desde una ventana de observación podremos interpretar el pasado para reconocer, valorar y admirar la templanza, el sostén y la fuerza que fueron pilares para los que nos antecedieron.
En esta nota deseo compartir la emoción de un rincón mágico que se encuentra a 4 kilómetros del pueblo de Chancaní: El Hueco de Colerio.
Llevando nuestros pasos hacia el este del pueblo será necesario trepar por un camino pedregoso hasta llegar a un túnel que se encuentra debajo de piedras lajas, tan características en esta zona. Tiene aproximadamente 10 metros de largo, y se encuentra al costado del Río Mérmela.
Desde la oscuridad de su hondura el canto del agua aparece y se desliza por un canal que lleva la frescura de las vertientes nacidas en la cumbre de la sierra de Pocho.
Según relatos publicados en la revista “Chancaní desde adentro” el nombre de este lugar lo lleva en honor al apellido de su creador, un descendiente de los Comechingones, que habitaba en ese lugar a finales del siglo XIX.
"Nunca se supo con exactitud si Colerio tuvo familia o era un habitante solitario de la zona. Lo cierto es que él vivía en una casa hecha de piedra en la parte oeste del hueco de Colerio, en una de las pequeñas porciones de tierra que hay en las sierras de Chancaní, donde las piedras son los principales protagonistas del terreno.
Al lado de su casa tenía un horno de barro y una pequeña huerta, elementos que usaban para generar comidas que lo alimentaran. Pero una dificultad muy severa tenía en cuanto a la huerta, ya que al estar ubicada en terreno más alto del desnivel del Rio Mérmela, se le hacía muy dificultoso el riego de su siembra, es por ello que Colerio construyó una acequia por la parte alta del sur del rio ya mano, tal vez acompañado de alguna precaria herramienta de piedra, tuvo que agrietar el gran cordón rocoso que evitaba la conexión entre la acequia y su huerta.
En la década de 1960 cuando se emprendió la construcción del canal de agua en Chancaní, se utilizó el hueco de Colerio y la acequia que él mismo había construido como guía por donde iría el conducto de agua.
En la actualidad el “Hueco de Colerio” es una más de las tantas maravillas naturales y construidas por la mano del hombre que tiene Chancaní.”
Fuente: Grupo de Facebook Chancaní Desde Adentro.
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