Para quienes no hayan tenido la oportunidad de leer la publicación referida al Cincuentenario del Centro Educativo "Antártida Argentina" en el 2007, comparto un extracto del mismo para tener una base sobre lo que hasta ese momento había investigado. Este extracto tiene como objeto ampliar la información.
Queda abierta la investigación para quienes tengan otros conocimientos para agregar.
Muchísimas gracias a todos los amigos y amigas que leen y se interesan por el descubrimiento de otras historias, las que aún se mantienen ocultas.
Extracto
del libro “ Cincuentenario del Centro Educativo “ Antártida Argentina”
1957-2007 , Gladys Acevedo, pág. 19 a la 26.
ORIGEN DE TANINGA
¿Qué significa Taninga?
¿Desde cuándo existe esta localidad?
A partir de qué hechos o circunstancias comenzó a configurarse esta
localidad hasta llegar a nuestros días?
Para dar respuesta a la primera cuestión podemos decir, según versiones
locales, que Taninga significa Fundición. Esta acepción queda suspendida en
relatos y apreciaciones que fueron transmitidos de generación en generación;
simplemente porque a la fecha no tenemos precisión de documentos históricos que
afirmen o nieguen los conceptos que pululan entre los pobladores.
Desde otra perspectiva y gracias al aporte del
Dr. Raúl Irigoyen, incansable buscador de significados, nos manifiesta que
existen dudas acerca si Taninga es una palabra indígena. La razón es que en un
país africano hay un pueblo con ese nombre; sumándose que también es una voz
polinesia con varias declinaciones; en tanto en España se pescó una vez un
calamar gigante al que llamaron “ Taninga Danae”. Y para terminar, en Australia
hay un odontólogo con ese nombre como apellido.
Con respecto al segundo interrogante se
dificulta la precisión sobre el origen por las mismas razones que la anterior
quedando -hasta la comprobación fehaciente- que esta población ya existía antes
de la llegada de los españoles tomando como punto de referencia los escasos
morteros que a lo largo de la ribera del río Jaime se pueden observar.
La tercer pregunta se hace más concreta ya que
además del testimonio de protagonistas de la época, algunos documentos
corroborarían esta circunstancia. La respuesta se basa a partir de los datos
que aportaron la Srta. Amelia Isleño y la Sra. Gilma de Cavadini en el año
1997, junto a la información proporcionada recientemente por el Dr. Raúl
Irigoyen.
Me resulta imprescindible resaltar que tanto la Srta. Isleño como el
Dr. Irigoyen son descendientes directos de los fundadores de la actual Villa
Taninga: Don Pedro Isleño y el Sr. Raúl Manuel Irigoyen. A la fecha no tengo
datos del señor Juan Cosme Mezzini, tercer protagonista de la fundación.
Según el registro de datos pude constatar que lo
que hoy es el loteo de Taninga, tuvo su origen aproximadamente, en la década el
20, en un encuentro entre el señor Luis Senesi con Don Pedro José Isleño en
Santa Rosa de Río Primero.
Senesi en esa oportunidad manifestó a su
interlocutor que en el departamento Pocho, pedanía Salsacate. había una
propiedad de aproximadamente de 300 hectáreas que el banco estaba por rematar.
Después de informarle que la región era linda y con un buen clima le preguntó
si no se animaba a comprarla. Isleño se interesó en este comentario y resolvió
visitar el lugar para entrevistar al dueño de la propiedad: el señor Fidel
Pacheco. La estancia se conocía con el nombre de “El Molino”.
Apenas arribó a esta zona, visitó al Sr. Pacheco
y juntos recorrieron la propiedad observando las posibilidades que podría
brindarle en un futuro. Después de una larga conversación y acuerdos resolvió
adquirir esta estancia antes de que fuera rematada.
Qué le llamó la atención a Don Pedro Isleño?
Dentro de esta propiedad estaba el casco de la estancia. Una casa estilo
colonial, con grandes piezas, una galería interna y amplísimos galpones,
paredes de ladrillos y pisos de tierra. Separado de esta, en un rancho con
paredes de adobe, estaba instalado el molino harinero. Allí se encontraba un
gran cilindro revestido de tela donde se cernía la harina. Al lado , en otra
habitación, se encontraba la rueda de madera colocada en un gran eje del mismo
material, dividida en compartimientos en donde caía el agua que hacía girar la
rueda. Allí se encontraban las piedras que trituraban los granos de trigo.
El
agua que movía semejante rueda se originaba en una toma de agua emplazada más
al sur de lo que hoy es el camino a San Juan. Por medio de una acequia se la
llevaba hasta una represa próxima a la rueda, que a su vez se concentraba en un
contenedor más chico, en forma de V. Había un desnivel muy marcado. La misma
caía con fuerza y hacía girar la rueda para trabajar en la molienda.
También había un viñedo. El señor Pacheco
elaboraba vino. Recuerda la Srta. Amelia un gran tonel de madera de muchos
litros donde lo guardaban.
Pasaron los años y al construirse el camino
-entre los años 1929-1930 al 1950- uniendo Córdoba con San Juan en forma
directa evitando rodeos y desvíos a través de los magníficos Túneles, Don
Isleño resolvió instalarse en esta localidad pensando construir una pequeña
estación de servicio. En esa época no había venta de nafta , aceite y otros
rubros totalmente necesarios para las maquinarias de las empresas que arribaron
a la zona y para los primeros automóviles que comenzaron a transitar por los
rústicos caminos del departamento.
Otro de los protagonistas y de los hacedores de
la actual Villa Taninga fue el señor Raúl Manuel Irigoyen quien llegó con su
esposa y su hijo pequeño a estas tierras allá por el año 1.943; es decir
aproximadamente veinte años después que Isleño. Su hijo el Dr. Raúl Irigoyen
aportó con datos que amplían esta conformación histórica y desde otra
perspectiva.
Qué encontró esta familia que venía desde Buenos
Aires? Un modestísimo caserío conformado por la vieja y pequeña estación de
servicio con un surtidor a mano, la hostería de Pedro Isleño y el almacén de
Juan Bustos junto a su casa.
Pedro Isleño atendía la estación mientras que su
esposa y sus dos hijas se ocupaban de la hostería que contaba con cinco
habitaciones. Taninga era un páramo. La ruta 20 o ahora ex 20, se estaba
comenzando a construir.
“Villa Taninga es otra cosa e invento de mi
padre.– comenta el Dr. Irigoyen- A los 30 años había sido gerente de la
División Bahía Blanca de YPF. Hizo una carrera brillante en este Organismo y
debido a su cargo de Jefe de Racionamiento y control de estaciones de servicios
en todo el país ( era la época de la segunda guerra mundial), conoció Taninga y
comenzó a vincularnos con el lugar.
Perón gana las elecciones en 1945 y por razones
políticas y quizás problemas militares desplaza al General Inzaguart -
presidente de YPF- y a la cúpula que lo seguía, quedando cesante mi padre por
supresión del cargo. Raúl Manuel, tal era su nombre, era una persona
carismática, de gran visión y actividad. Sin trabajo y conociendo Taninga, al
poco tiempo se le ocurre realizar un loteo en el lugar, similar a los que ya se
estaban empezando a llevar a cabo en lugares más importantes de Córdoba. El
problema era que el campo de Isleño se encontraba hipotecado; por esa razón
convocó a Juan Cosme Mezzini, su cuñado, hermano de mi madre, quien facilitó
lugar en su escribanía ubicada en la calle Florida 32, de la ciudad de Buenos
poniendo dinero para el negocio. También fue inversionista un señor Sievers.
Se levantó la hipoteca que gravaba el campo, se
adquirió otra parte de campo a las hermanas Ladrón de Guevara y mi padre se
dedicó de lleno a este proyecto. Personalmente trabajó con los agrimensores
para la mensura y división del campo en manzanas, lotes y calles . Todos los
vecinos y yo fuimos testigos de su denodada labor haciendo abrir calles y
controlando todo los trabajos. Cuando estaba en Buenos Aires organizaba un
cuerpo de vendedores de los lotes y así en poco tiempo Villa Taninga fue una
realidad: se vendieron 1.200 lotes que tenían todas sus calles abiertas; y si
lo solicitaban, un servicio de agua corriente y luz eléctrica.
Es así como se organizó una sociedad que se
llamó Compañía de Tierras Taninga y los ingresos se establecieron del siguiente
modo: Pedro Isleño el 50%, Irigoyen 20%, Mezzini 20% y Sievers 10%. A partir de
allí mi padre organizó una compañía de construcciones e hizo construir la
mayoría de las casas que hoy están en Taninga. Cuando falleció, a los 48 años
de edad, tenía acordado un crédito del Banco de Córdoba para realizar 20 casas
más. Si él hubiera vivido, Taninga sería hoy un pueblo muy importante. Debo
reconocer que gracias a él Salsacate comenzó a tener luz eléctrica porque en
este lugar se instaló el primer generador de energía eléctrica.
Hoy sólo quedan los versos de mi padre, quien
confeccionó un acróstico para animar a los compradores y que figura en los
planos del loteo:
Tierra de encanto y placer
Alegra y hace olvidar
Nuestro afán del diario bregar
Incitando al pronto volver
Nada hay mejor en visión
Gran don de natura es
Allá donde todo puedes tener
Con su versión, la Sra. Gilma de Cavadini
completa esta historia comentando que la Compañía de Tierras Taninga tuvo que
instalar un generador y un motor para proveer de energía eléctrica y agua
corriente a las casas que construyeran . Es interesante destacar que fue en
este lugar donde por primera vez en la zona un pueblo tenía alumbrado público y
agua corriente.
La Compañía de Tierras Taninga hizo edificar una
gran usina sobre el arroyo Cachimayo colocando en ella un poderoso motor con el
cual se dio luz a esta población y a la de Salsacate. Hoy lamentablemente no
existe nada de aquella usina pero seguramente los antiguos pobladores
recordarán en detalle esta etapa de florecimiento de la comunidad.
Uno de los documentos que constata lo referido a
la energía eléctrica es el Estatuto de la Cooperativa de Luz y Fuerza de Villa
Taninga Ltda. . 1948 en el que se manifiesta el Primer Consejo de Administración designado
por Asamblea constitutiva del 26 de junio de ese año presidido por el sr. Otto
Guillermo Sievers. Este Estatuto fue aprobado por el Poder Ejecutivo de la
Provincia de Córdoba por decreto 4400/48 el 20 de setiembre de 1948 y se
inscribió en el registro de la Dirección de Cooperativas el 3 de noviembre de
1948 bajo matrícula 1692.
Cabe preguntarnos cómo era la vida en ese
entonces, bajo qué condiciones los habitantes fueron cambiando su rutina.
Cuáles eran los problemas que tenían que afrontar mientras la modernidad
ingresaba paulatinamente.
Conociendo las condiciones en las que en el pasado
nuestros antepasados vivieron, probablemente valoremos lo que tenemos en el
presente impulsando nuevos proyectos en beneficio de nosotros mismos y de las
próximas generaciones. De este modo considero fascinante el testimonio de la srta.
Isleño en 1.997 con respecto a las costumbres y la forma de vida.
Años atrás la gente era sencilla en el vestir.
No se usaba el vestido corto. Solo se bailaba en las casas de familia. En la
iglesia las señoras y niñas se cubrían la cabeza con un velo. No se podía ir
con escotes pronunciados ni con mangas cortas. En ese tiempo en la Iglesia cada
familia tenía un banco con una plaqueta en donde figuraba el apellido y nombres
de los dueños.
Las comidas también eran sencillas con los
tradicionales asados, locros, mazamorras, empanadas y guisos. El pescado no se
consumía por no poder conservarlo a una temperatura determinada. La fruta era
poca; abundante solo las que se daban en el lugar: los duraznos. El pan se
amasaba en casa por lo tanto el pan francés no se conocía.
Como no había agua corriente sólo existían
letrinas.
No había transporte. Los automóviles eran
escasísimos igual que los camiones. Había poca comunicación con Córdoba porque
no había empresas de ómnibus; solo las mensajerías: Córdoba, -Cruz del Eje,
Villa Dolores. No había otra ruta. Interesante era viajar en las mensajerías
que cargaban pasajeros con animales vivos.
Cuando se terminó de construir la ruta Córdoba –
Taninga comenzó a funcionar una empresa de transporte llamada Empresa Córdoba Oeste
cuyo dueño esa un señor Olagaray. Creció la empresa, hubo más pasajeros hasta
que cambió de nombre la empresa.
Circulaba un ómnibus que - según mis recuerdos-
partía de Villa Viso y llegaba a Córdoba. El viajar en este ómnibus chico era
una aventura ya que cargaban a los pasajeros y juntos con ellos, los animales
vivos. Los dueños de esta línea era un señor Quevedo Carretero.
También circulaba de Mina Clavero a Soto otro
coche. La dueña era una señora de Flores. No circulando más ninguna de estas
líneas hacía el recorrido un ómnibus de Villa Dolores a Villa de Soto cuyo
dueño era el señor Cacho Fariña.
Una vez terminada la construcción de la ruta de
Córdoba Taninga - en esa época Ruta Nacional — hacía el recorrido la empresa
COLTA del sr. Severo Olagaray. Cambió de dueño y la empresa se llamó Empresa
Córdoba Oeste. Posteriormente apareció la Empresa 20 de Junio hasta hace poco
tiempo.
Otra persona que participó durante el año 1997
en un proyecto escolar que apuntaba a la reconstrucción de la historia de la
localidad fue la Sra. Gilma de Cavadini.
Se edificaron viviendas, dos hoteles en uno, al
cavar los cimientos encontró un cráneo humano que según informe perteneció a un
cacique llamado Cachimayu; por esta razón a mi entender el hotel y el arroyo se
llamaron Cachimayo.
Se edificó una estación de servicio y una
hostería donde los turistas concurrían en cantidad, honestamente vestidos, no
se paseaban en malla sino con salida de baño.
No había minifaldas ni shorts. Todos alegres,
afables, sociables. Gozaban de las maravillas de los paisajes. Cada mañana al
amanecer cuando el sol diluía su polvo de oro sobre la copa de la fronda se
escuchaba el armonioso concierto de los pájaros que poblaban el bosque de
Taninga. Era un cielo para todos.
Mi agradecimiento profundo para los tres protagonistas de estos relatos, dos ya no están entre nosotros, pero el espíritu y ese amor manifiesto en tantos recuerdos surgidos en las entrevistas, quedan marcados en estas palabras escritas.
¡Gracias Niña Amelia! ¡Gracias Niña Gilma! y para el Dr. Irigoyen mi más profundo reconocimiento por todo lo que hace por esta zona.